Era el año de 1926, los fieles católicos de Pindal, por ese entonces pequeño barrio perteneciente a la jurisdicción de la parroquia eclesiástica de Alamor, solicitaron al Padre Lautaro Vicente Loaiza que enviara a esculpir una imagen, similar a la de Nuestra Señora del Cisne, con el fin de rendirle culto a ella, a la Madre de Dios.
El sacerdote para complacer a los feligreses contrató los servicios artísticos del famoso escultor barcelonés Francisco de Paula Gomara, quien plasmó los sueños de los pindaleños en la bellísima imagen que actualmente se venera en el Santuario Diocesano de Pindal.
Una vez llegada la imagen a Pindal, ante el regocijo de los fieles y el orgullo del Padre Loaiza, fue solemnemente bendecida un día 8 de septiembre de 1926, año desde el cual se celebran devotos festejos en las fechas del 10 de julio, 8 de septiembre y 20 de diciembre.
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